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Depende del tipo de vehículo, del uso que se haga del mismo y del entorno en el que se utilice habitualmente. Un ambiente excesivamente cálido o excesivamente frío degrada prematuramente los materiales constitutivos de, por ejemplo, la correa. Una fuga de la bomba de agua, aunque sea leve, puede provocar el goteo constante de líquido de refrigeración sobre la correa, lo que podría dañarla rápidamente. Una correa se debe cambiar cada 5 años como mínimo, en caso de que el vehículo realice pocos kilómetros. En cualquier otro caso, bastará con respetar las recomendaciones del fabricante. En general, el primer cambio se realiza entre los 70.000 y los 100.000 km, pero la frecuencia de sustitución varía según el motor y el fabricante.

Cada neumático opone una resistencia a la rodadura que varía en función de su tamaño y, en particular, del perfil del dibujo y el ancho de la banda de rodadura. Cuando un neumático está desinflado, la reducción de la presión provoca un efecto de compresión que «aplasta» el neumático contra la calzada, aumentando así la superficie en contacto con el suelo; al que igual que ocurriría si aplastásemos un balón contra una superficie. Esta mayor superficie de contacto requiere más energía para el desplazamiento, lo que hace trabajar más a la mecánica y provoca un mayor consumo, que puede suponer hasta un 20 % más.

Durante la circulación, si el neumático está desinflado, el roce de la banda de rodadura sobre el asfalto genera calor y un efecto de recalentamiento. Este recalentamiento combinado con una deformación importante del dibujo de la banda de rodadura, puede deteriorar de manera irreversible el neumático. Para evitarlo, le recomendamos que infle los neumáticos a la presión adecuada, en particular, cuando vaya a circular por autopista o autovía.

Incluso si su aspecto exterior parece perfecto, los neumáticos se desgastan y «fatigan». Los tacos y la banda de rodadura pierden grosor a medida que se recorren kilómetros. Las ranuras, de hecho, pierden profundidad. Los flancos, por su parte, también pueden sufrir un deterioro a veces invisible, debido, por ejemplo, al impacto con un cordón. Un mal paralelismo o un golpe en la llanta también pueden deteriorar el conjunto llanta/neumático y provocar vibraciones. La vida útil de un neumático varía en función de las condiciones de utilización, por ello es importante cambiar los neumáticos en cuanto perciba los primeros signos de desgaste.

Para realizar esta comprobación, existen unos indicadores de desgaste dentro de las ranuras de cada neumático.

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